También son conocidas como terceros molares o cordales. Se les puso ese nombre debido a que aparecen frecuentemente entre los 17-18 años, cuando se supone que comenzamos a tener juicio o uso de razón. Estas muelas fueron útiles en el pasado porque aportaban potencia masticatoria, cuando aún no preparábamos los alimentos y estos estaban más duros.
Con el paso de los años, nuestros maxilar superior y la mandíbula, han ido disminuyendo de tamaño, pero conservamos el mismo número de dientes, es decir, 32. (16 en la parte superior y 16 en la parte inferior). Éste es el problema. La evolución de los huesos no ha ido pareja a la evolución de los dientes.
Como las muelas del juicio son las últimas en salir, los dientes no tienen sitio por donde hacerlo y provocan los problemas que todos conocemos, dientes apiñados
Pero hay excepciones. Un 10% de la población no posee estas muelas. Sin embargo, el resto tenemos 32 dientes y un espacio ínfimo para todos ellos. Lo más probable es que con el paso del tiempo ningún ser humano posea al final las muelas del juicio.
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